Llega otoño y con él los meses indicados para abordar el tratamiento para prevenir y controlar la plaga forestal más extendida en España: la procesionaria de pino.

El aumento de las temperaturas durante los últimos años ha favorecido la expansión de esta plaga, que afecta ya a miles de hectáreas de pinos a nivel nacional.

En otoño, la oruga procesionaria inicia su etapa de desarrollo y se prepara para la llegada del invierno construyendo los bolsones que le servirán de refugio. Pero el cambio climático está alterando el proceso meteorológico, y con ello, los ciclos de vida de muchas especies, que ahora encuentran condiciones favorables para adaptarse a este periodo estacional y transformarse en verdaderas plagas de otoño. A otoños e inviernos suaves más proliferación de la oruga procesionaria en primavera.

Según los expertos, las orugas procesionarias -que reciben este nombre por su desplazamiento en fila una detrás de otra, como en las procesiones- están extendiéndose gracias al aumento de las temperaturas durante el otoño y el invierno, lo que está provocando la modificación de las fases de su ciclo biológico y favoreciendo la aparición de plagas en periodos de tiempo inusuales; y lo que es más importante, alterando las fases y técnicas de tratamientos.

El ciclo biológico de la oruga procesionaria del pino es complejo. Los individuos adultos en forma de mariposas se aparean en verano y lo hacen de noche para evitar a las aves depredadoras. Esas mariposas depositan sus huevos en los árboles desde finales de junio hasta finales de septiembre, por lo que las larvas generalmente nacen durante octubre y noviembre. Cada puesta puede contar con entre 100 y 300 huevos, que la hembra protege mediante la colocación de escamas de su propio cuerpo. Desde su nacimiento comienzan a alimentarse de los pinos, provocando la caída masiva de las acículas, y generan bolsones que les sirven de protección hasta la llegada de la primavera, estación que aprovechan para descender.

El peligro del contacto con humanos y mascotas

Además de afectar seriamente a los pinos, la oruga procesionaria -reconocible por su pequeño tamaño, su color anaranjado llamativo y sus finos pelos urticantes- también es una plaga peligrosa para los humanos y sus mascotas. El peligro de esta especie reside en su particular y curioso mecanismo defensivo. Cada oruga posee carca de 500.000 tricomas o finos pelos, que actúan como dardos o flechas envenenadas cuando se sienten amenazadas. Incluso sin tocarlas podemos recibirlas, pues se desprenden con suma facilidad de su cuerpo y se dispersan por el aire.

Las reacciones más habituales que producen en las personas son dermatitis, lesiones oculares, fuertes reacciones alérgicas, urticarias, sarpullidos, erupciones e incluso, problemas respiratorios. En los perros, las mascotas más curiosas por su constante olfateo, el contacto con la procesionaria puede producir daños en la boca y el hocico, tan graves que pueden llegar a generar necrosis en los tejidos de la garganta y la boca y desembocar en amputaciones parciales en la lengua. También se han dado casos de muerte en mascotas debido a una grave reacción anafiláctica.

Por dichas razones, se recomienda evitar acercarse a bosques de pinos o zonas de la ciudad donde se puedan encontrar infinidad de espacios con pinos, como piscinas, parques y zonas verdes. Los médicos recomiendan, si se ha entrado en contacto con ellas, ir rápidamente a urgencias para tratarse con antihistamínicos y antiinflamatorios, lo que ayudará a que desaparezca en días la reacción provocada por la procesionaria.

Tratamientos contra oruga procesionaria

Nos encontramos en el momento ideal para los tratamientos de control de procesionaria del pino. Ya que las orugas se encuentran en estadios muy tempranos, aún no habiendo desarrollado sus característicos pelos urticantes y el bolsón que adorna las pináceas en épocas invernales y que tantos problemas de salud ocasiona.

Unos métodos innovadores, eficaces y sostenibles. Frente a esta problemática en auge, Descale, compañía especializada en control de plagas, cuenta con dos métodos de control: la endoterapia, más centrada a pequeñas formaciones de arbolada y que cuenta con un mejor aprovechamiento del producto fitosanitario; y el tratamiento con cañón robotizado, más pensado para grandes áreas.