Con la comida no se juega. Para asegurar la calidad y la seguridad alimentaria que llegan a la mesa, sea a la de casa o a la de un restaurante, se intensifica la presión inspectora sobre todo tipo de establecimientos relacionados con la industria alimentaria en la comunidad, desde fábricas, envasadores, distribuidores o mayoristas hasta almacenes, pequeño comercio o la restauración.
En qué condiciones se encuentran las instalaciones, los equipos y las herramientas utilizadas, cómo se manipulan las materias primas y los alimentos, si las condiciones de envasado y embalaje pueden ser fuente de contaminación para el producto, si se aplican procedimientos adecuados de lucha contra las plagas, si existe una trazabilidad de los productos… Los requisitos que deben cumplir los establecimientos que manejan alimentos, desde la fábrica que los produce al restaurante que los sirve, son numerosos y buscan garantizar el cumplimiento en materia de higiene y seguridad alimentaria y por tanto las infracciones posibles también son múltiples.
La intoxicación alimentaria es más común en verano. Las bacterias crecen más rápido en climas cálidos y húmedos. Pueden multiplicarse rápidamente y contaminar los alimentos.
Consejos para la manipulación de alimentos
Por ello, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) recomienda la adopción de unas sencillas medidas encaminadas a evitar numerosas enfermedades provocadas por una inadecuada manipulación o conservación de los alimentos:
- Consumir alimentos que hayan sido tratados o manipulados higiénicamente.
No se debe consumir leche sin tratamiento térmico (leche cruda). Las carnes, pescados y productos de repostería deben estar refrigerados o congelados. Si preparas alimentos como mayonesas, salsas o cremas, entre otros, deberás consumirlos inmediatamente, no aprovechar las sobras y mantener la conservación en frío. Si lavas los huevos antes de utilizarlos, porque éstos tienen restos de suciedad, debes hacerlo inmediatamente antes de su uso.
- Cocinar correctamente los alimentos.
Los alimentos pueden estar contaminados por microorganismos. Si los alimentos se cocinan bien, estos microorganismos pueden ser destruidos por el calor. La temperatura a la que debe someterse el alimento debe ser suficiente para que alcance un mínimo de 70º C en el centro del producto.
- Consumir los alimentos inmediatamente después de ser cocinados.
No dejar nunca los alimentos cocinados a temperatura ambiente. Es la mejor manera de evitar la proliferación de los gérmenes.
- Un alimento cocinado es un alimento higienizado.
Los alimentos que no puedan ser consumidos inmediatamente o las sobras que se quieran guardar deben mantenerse bajo la acción del calor, por encima de 60º C, o del frío, a 5º C como máximo. Si vas a consumir en casa pescado crudo o poco cocinado (preparaciones culinarias como los boquerones en vinagre), con el fin de prevenir la anisakiasis, hazlo después de haberlo mantenido congelado durante cinco días, si su frigorífico alcanza una temperatura de -20ºC o inferior.
- Calentar suficientemente los alimentos cocinados.
Para conservarlo después de su preparación, puedes mantener caliente hasta su consumo aquellos alimentos que lo permitan (sopas, purés, guisos…). Otro tipo de alimentos que no puedan ser sometidos a calor (ensaladas, gazpachos, etc.), deben ser refrigerados inmediatamente.
- Evitar el contacto entre los alimentos crudos y los cocinados.
Un alimento cocinado puede volver a contaminarse por contacto con los alimentos crudos o con objetos que anteriormente hayan contactado un alimento crudo. El trapo de cocina o la bayeta puede ser un excelente vehículo de contaminación. Es preferible usar papel de cocina.
- Asegurar una correcta higiene en la cocina.
Es imprescindible que tengas las manos siempre limpias, que las laves cada vez que haga falta y siempre que hagas uso del servicio. Además, es básico mantener la cocina y utensilios en buenas condiciones higiénicas.
- Cuidado insectos, roedores y animales de compañía.
No hay que olvidar que los animales pueden ser portadores de gérmenes patógenos y parásitos que originan enfermedades de transmisión alimentaria.
- Utilizar exclusivamente agua potable.
El agua potable no es sólo imprescindible para beber, sino también para preparar los alimentos.
- No consumir alimentos perecederos expuestos a temperatura ambiente.
En bares, cafeterías, restaurantes, etc., todos los alimentos deben estar protegidos por vitrinas y conservados en condiciones sanitarias adecuadas.
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Y recordad que desde Descale ofrecemos el servicio de control de plagas y seguridad alimentaria garantizando el cumplimiento normativo y una zona libre de insectos y roedores que puedan causar daños a la industria alimentaria.
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