La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es la plaga forestal más extendida en España y en los últimos años se ha visto favorecida por el aumento general de las temperaturas.
Probablemente por razones climáticas, el ciclo de la procesionaria parece estar sufriendo modificaciones y este año las orugas han iniciado ya en enero su descenso de los árboles para enterrarse y formar las crisálidas en diversas zonas de España. Las orugas se convierten en este período en un peligro potencial para los ciudadanos y animales domésticos que entren en contacto con ellas, debido a los pelos urticantes que desprenden.
¿Qué daños provoca la procesionaria del pino?
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es un insecto lepidóptero defoliador, que además de ocasionar daños de consideración en pinos y cedros, puede provocar urticaria, lesiones y trastornos alérgicos graves en personas y animales.
Se encuentra en parques, zonas rurales y bosques pero también puede aparecer en entornos urbanos, donde hay árboles como pinos, cedros o abetos. Se llama procesionaria porque cuando los lepidópteros rompen su bolsón en el que anidan, bajan o caen al suelo para enterrarse, completa su metamorfosis y se convierte en mariposa, formando un desfile que se desliza como una procesión.
El aumento o la disminución de la población de procesionaria depende de muchas variables. Durante la época estival, las lluvias dificultan la reproducción de las mariposas, ya que los adultos solo viven un par de días. Si las lluvias son muy intensas también pueden afectar a los primeros estadios larvarios y, si son muy abundantes, pueden reducir la viabilidad de las crisálidas enterradas. Sin embargo, la falta de frío en los primeros estadios larvarios a principios del otoño cuando las orugas son más sensibles a temperaturas más bajas, evita su mortalidad.
Ciclo biológico de Thaumetopoea pityocampa
El nacimiento de las mariposas se inicia en la segunda quincena de junio y finaliza a finales de septiembre. En tres días la mariposa realiza la puesta de huevos, en las agujas de los pinos o cedros.
Tras pasar unas cinco semanas nacen las orugas, que viven de forma gregaria. Al principio se desplazan de un lugar a otro del árbol provocando fuertes defoliaciones y cuando llega el frío construyen los nidos, de pelos sedosos de color blanco, y salen para alimentarse.
En los meses de febrero y marzo, bajan de los árboles formando las características procesiones, buscando un lugar adecuado para enterrarse y convertirse en crisálida. Las mariposas no nacen todas el primer año, sino que una parte importante lo hace a los dos o tres años y, unas pocas, en años sucesivos.
Control de la procesionaria
Son varias las medidas que se pueden tomar para evitar la propagación de esta plaga, pero uno de los sistemas más innovadores está basado en el tratamiento de inyecciones de baja presión en el tronco de los árboles afectados. Mediante una única aplicación al año, entre octubre y diciembre, se elimina totalmente la procesionaria.
Hasta el momento, el control tradicional de la procesionaria se basaba en tratamientos aérea de insecticidas, con las consecuencias negativas que esto conlleva sobre el medioambiente y la salud pública.
A la hora de decidirnos por un método de tratamiento es importante tener en cuenta los aspectos de eficacia, seguridad para quienes realizan el tratamiento, la seguridad para las personas y animales, y por supuesto, los efectos medioambientales.
En Descale estamos preocupados y comprometidos con el medio ambiente. Utilizamos tratamientos específicos adaptados a cada necesidad y en cada circunstancia. Cubriendo la necesidad de nuestros clientes en todo el territorio nacional.
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