A pesar de que el periodo más peligroso de la procesionaria del pino empieza en febrero, el control de la procesionaria en otoño es clave porque es una época crucial en su ciclo vital.

Debido a sus característicos pelillos urticantes producen reacciones muy fuertes sobre todo en mascotas. Además de provocar la defoliación masiva de los pinos al alimentarse de ellos.

¿Cuál es el ciclo de vida de la oruga procesionaria?

A grandes rasgos podemos decir que la época arranca en septiembre-octubre y se bajan de los árboles desde febrero y hasta abril, aproximadamente.

Huevo: la primera fase es la puesta de huevos en julio. Después de ser fecundados dentro de la madre, ésta los deposita en los árboles y se quedan ahí unos 40 días antes de eclosiona sobre septiembre.

Oruga o larva: es la fase más larga. Dura unos 6 meses. En este tiempo, la oruga sufre una serie de cambios externos en cuanto a coloración y tamaño. Construye sus nidos -parecen tiendas de campaña- para ofrecer protección térmica y asegurar la supervivencia de la especie. Y, es cuando sus pelos pueden producir lesiones graves en mascotas y humanos.

Pupa: en polillas y mariposas esta etapa es conocida como «crisálida». Gracias a la metamorfosis de larva a adulto. Esto se suscita en el suelo y dura alrededor de 2 o 3 meses.

Adulto: es la fase más corta. Dura como máximo dos días y se reinicia el ciclo de reproducción.

¿Qué daños puede originar?

Además de los daños que origina a los árboles, los diminutos pelos urticantes de las orugas al entrar en contacto con:

– Las mascotas, sobre todo los perros, pueden sufrir daños en la boca como: picazón, hinchazón e incluso vómitos. Los pelos son como agujas envenenadas que, en el peor de los casos, podrían provocarles la muerte por asfixia.

– Las personas, pueden sufrir reacciones alérgicas. Los síntomas van desde irritación de la piel en forma de sarpullido hasta conjuntivitis y problemas respiratorios.

¿Qué tratamientos aplicamos en DESCALE?

La primera recomendación es que bajo ningún concepto debemos tratar de tocar los nidos o tratar de quemarlos a iniciativa propia.

Eso sí es importante el control de la procesionaria en otoño – al estar concentradas en nidos – que es la época del año, cuando las orugas son más vulnerables

El control de la plaga debe ir de la mano de profesionales. Y, en concreto de DESCALE puesto que utilizamos plaguicidas respetuosos con el medio ambiente para atacar el foco de la plaga. De esta manera el efecto sobre las personas o los animales es mínimo o nulo.