Madrid, Zaragoza o Cataluña son algunas de las regiones dónde es más complicado el control de plagas de la voraz mosca negra.

Si este verano tienes pensado disfrutar de tus vacaciones cerca de cuencas fluviales debes tener mucho cuidado con la mosca negra. Este insecto vuelve como cada año a complicar la vida a veraneantes, trabajadores, y cualquiera que se cruce en su camino. Pero tranquilo, a pesar de tener una mordedura muy dolorosa, no transmiten enfermedades.

Pero comenzamos por el principio. La mosca negra no es un insecto normal, si no que es un grupo de especies agrupadas bajo el nombre de simúlidos. Para que nos entendamos, las moscas negras no tiene nada que ver con las moscas comunes, si no que son familia de los mosquitos, y como estos primos suyos, las hembras de las moscas negras necesitan el aporte nutricional de la sangre de mamíferos para realizar la puesta.

Más pequeños, pero con una mandíbula poderosa.

Vale, ahora que ya las ponemos «cara», podemos meternos más en materia con la mosca negra. Este insecto es bastante más pequeño que los mosquitos, pero como se suele decir son diminutos, pero matones, ya que su mordedura, porque no pican, muerden, es bastante molesta y dolorosa: produce fuertes dolores, sangrado, inflamación y a veces reacciones alérgicas. Casi nada.

Pero entonces, ¿cómo unos insectos tan pequeños pueden causar tales destrozos en los humanos? Pues la respuesta es fácil: por su mandíbula. Sí, la mandíbula de la mosca negra desgarra la piel, y a la vez libera un anestésico, un anticoagulante y un vasodilatador, entre otras sustancias, que tienen como objetivo sacar la mayor cantidad de sangre a sus «víctimas», y que ésta lo note lo más tarde posible.

A diferencia de los mosquitos, los simúlidos no son nocturnos si no diurnos, y aunque viven cerca de los cauces de los ríos, las hembras no tienen problema en recorrer decenas de kilómetros para encontrar una presa.

Agua limpia para vivir

A las moscas negras o simúlidos no las vas a encontrar en charcas estancadas como a los mosquitos. Estos insectos se crían en aguas de montaña y ríos limpios. Las moscas negras ponen los huevos en los cursos de agua, los dejan «pegados» a las algas o a los macrófitos. Y no saldrán de esta «zona de confort» hasta que pasan las fases de larva y pupa, nutriéndose de la materia orgánica que lleva el río.

Pero claro, cada vez hay más lugares que, gracias a la nuevos sistemas de depuración, se adecúan a la perfección al hábitat de la mosca negra, como las zonas de regadío. También la falta de lluvia que hace que las riberas no se limpien, ni que se renueven los fondos de los ríos, hace que las moscas negras se reproduzcan con mayor facilidad.

Los lugares más «asediados»

El río Ebro, a su paso por Zaragoza , es uno de los lugares en los que se ha tenido que hacer hincapié en el control de plagas de la mosca negra tras recibir numerosas quejas de los ciudadanos por las dolorosas mordeduras y constatar un nivel de mosca negra superior al de los últimos años.

Catalunya, Valencia y la Comunidad de Madrid son otras zonas afectadas por la plaga de la mosca negra, localizada en zonas del cauce de los ríos Jarama y Henares.

Pero tranquilos, que hay solución. El control del crecimiento de la vegetación y la contaminación en los cursos de agua es la forma más eficaz de control de plagas para la mosca negra. Una vez que se ha dado este paso. el siguiente es realizar un tratamiento para eliminar las larvas aprovechando las toxinas larvicidas de la bacteria Bacillus thuringiensis. Las toxinas que generan determinadas cepas de Bacillus thuringiensis tienen una acción específica contra las larvas de la mosca negra. Un tratamiento efectivo que además, no influye al resto de fauna y flora de los ríos.