Existen 3 parámetros que determinan la calidad del aire interior.

Los parámetros que determinan la calidad del ambiente interior se clasifican según su naturaleza en físicos (como la temperatura, las radiaciones, el ruido…), químicos (como sustancias y/o compuestos orgánicos e inorgánicos presentes en el aire y/o el polvo en suspensión) o biológicos (mohos, esporas, bacterias o ácaros). Medir la calidad del aire implica conocer los niveles de contaminación química y biológica, condicionados por la temperatura y la humedad.

La concentración de dióxido de carbono (CO2)  no es un contaminante como tal, sin embargo, en altas concentraciones es tóxico por desplazamiento de oxígeno, y condiciona la capacidad de concentración, bienestar y productividad en espacios interiores. El radón es otro gran contaminante de origen natural.

Controlar la calidad del aire, requiere por lo tanto mantener a raya todos estos contaminantes que pueden desprenderse de materiales de construcción, acabado, equipamiento, o del propio uso y mantenimiento de un espacio en forma de productos de higiene y limpieza.

¿Cómo se puede medir la calidad del aire interior? Monitorización continua frente a mediciones puntuales.  A finales de 2016, la Comisión Europea presentó un nuevo paquete de medidas con el objetivo de proporcionar el marco legislativo estable necesario para facilitar la transición de energía limpia.

La monitorización continua de los datos durante un tiempo determinado (preferiblemente varias semanas) permite evaluar de una manera más fiable las pautas de uso, el perfil de ocupación, el tipo y grado de contaminación (de fondo, puntual), su periodicidad y el potencial de mejora de un espacio. Las estrategias de mejora se determinarán en función de los valores monitorizados y los riesgos detectados en cada caso.

Métodos de medición y monitorización, sobre todo en espacios empresariales.

La medición de la calidad del aire interior ha seguido tradicionalmente un protocolo estandarizado para su evaluación a través de la medición directa y/o la utilización de técnicas de laboratorio como detectores de ionización de llama o cromatografía de gases-espectrometría de masas, que proporcionan una forma precisa de identificar gases específicos dentro de una muestra de aire. Especialmente importante en  mediciones donde la variación diaria es significativa, como puede ocurrir en espacios interiores, tanto de uso docente, sanitario, turístico o residencial en función de las condiciones de uso, hábitos de climatización y renovación de aire, entre otros, resulta aún más significativo medir la evolución en el tiempo de la calidad del aire.

La ventilación natural o forzada de los espacios interiores donde se realizan actividades está recomendada como medida eficaz para el control de la Covid-19. Con la bajada estacional de las temperaturas, esta práctica puede ocasionar en muchas ocasiones un cierto disconfort térmico y, a la vez, dudas sobre si las medidas de ventilación están siendo suficientemente efectivas o no.

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