Evaluar la efectividad de la ventilación
El incremento en la intensidad del uso de las viviendas y un mayor empleo de productos de limpieza y desinfección genera un importante aumento de las emisiones interiores de contaminantes, que no siempre son contrarrestadas por la ventilación.
La contaminación del aire no es solo un problema atmosférico. En el interior de las viviendas y edificios de oficinas, estamos expuestos a partículas contaminantes emitidas por diversas fuentes, como el mobiliario y los materiales de construcción, la presencia de humedad y moho, el humo del tabaco o, en particular, el uso de productos químicos de limpieza, higiene y cuidado personal.
Durante el primer brote de Covid-19, la población se concentró principalmente en minimizar el riesgo de infección por SARS-Cov-2, prestando poca atención en general a la calidad del aire interior (CAI) de las viviendas, que fueron sometidas a un uso mucho más intenso del habitual.
Esta inusual situación de confinamiento, hace pensar que existe la necesidad de mejorar la CAI residencial para responder a estos nuevos escenarios sociales.
Según un estudio realizado en Madrid se evalúa el impacto del confinamiento en la calidad del aire interior de viviendas ubicadas en la ciudad. Mientras que la calidad del aire exterior en la capital mejoró durante el confinamiento, el estudio constata que el aire dentro de las viviendas sufrió un deterioro significativo, con altas concentraciones de COVT y PM, poca efectividad de la ventilación, presencia continua de personas en las viviendas o falta de conciencia sobre la importancia de la CAI.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es el incremento del uso de la televisión y otros equipos electrónicos de entretenimiento, así como la limpieza del hogar, que fue aumentando en intensidad y periodicidad. Los productos utilizados fueron en escalada, partiendo de los limpiadores domésticos habituales con jabón y detergentes (soluciones acuosas con tensioactivos), se introdujeron desinfectantes y limpiadores de mayor potencia, incluido el hipoclorito de sodio y productos biocidas (principalmente TP2), tanto en formulación líquida como en aerosol.
También se registró un uso generalizado de geles hidroalcohólicos no solo de las superficies de las viviendas, sino también de la ropa, el calzado y los productos comprados, incluido el envasado de alimentos; sin embargo, las rutinas de ventilación en las viviendas no variaron significativamente la importancia y necesidad de intensificación de la ventilación no se percibió como un elemento clave para la salud de los usuarios de las viviendas estudiadas.
Recomendaciones para mejorar la CAI en viviendas:
- Reducir el uso de los productos de limpieza diaria en los hogares.
- Promover la creación de espacios de limpieza y desinfección en el exterior de las viviendas.
- Poner a disposición de los trabajadores con alta exposición a contaminación biológica espacios específicos de limpieza en sus lugares de trabajo, incluyendo ropa y accesorios, para evitar la necesidad de tratar todos estos elementos en el hogar.
- Incorporar en los planes arquitectónicos para la construcción futura, y considerar la necesidad de mejorar la seguridad sanitaria de las viviendas, tanto en los nuevos edificios como en su rehabilitación.
- Promover la limitación y / o reducción del uso de ambientadores (eléctricos, vaporizados o aerosoles).
- Concienciar sobre los riesgos que presenta el tabaco en el hogar durante situaciones de encierro.
- Promover programas de acción para la sustitución o mejora de los sistemas de filtración de los sistemas de aire acondicionado y calefacción de los hogares.
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